Ómicron, el virus hipócrita

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Hay dos instantes de enorme contraste esta semana en la actualidad internacional. Uno de ellos es la imagen de un emocionadísimo abrazo de tres activistas LGTBI que se hizo viral a mediados de semana. Celebran la despenalización de la homosexualidad en ese país africano que intentó evitar su propio gobierno. El estigma tardará en desaparecer algo más pero los jueces han derribado el yugo que pesaba sobre el colectivo.

Entretanto, en el llamado primer mundo, decenas de activistas se concentran ante la Corte Suprema de Estados Unidos. Dentro empieza a debatirse sobre una ley aprobada en Mississippi que prohíbe el aborto a partir de las 15 semanas de gestación. El fallo puede tardar meses pero la prensa avanza ya que los magistrados están dispuestos a avalar esta ley. Otra docena de estados esperan la decisión para aplicar sus propios límites a este derecho de la mujer.

Se trataría de la mayor involución en décadas en territorio norteamericano justo cuando África avanza en el reconocimiento de libertades. Dos instantes de contraste que no hacen más que subrayar la mirada hipócrita con la que Occidente mira al Sur. Ha vuelto a ocurrir esta semana con casi todo lo que rodea a ómicron, la variante del COVID que descubrió Sudáfrica.

La descubrió una mujer. Se llama Angeline Coetzee. Es médico de familia en Pretoria y actuó cuando vio síntomas extraños en algunos de sus pacientes. Lo investigó y dio la voz de alerta antes que nadie. Avisaron al mundo… pero el mundo les ha respondido cerrando sus fronteras a los vuelos procedentes del cono sur. Hoy sabemos que esa variante ya circulaba antes por Europa y en Sudáfrica hizo su deber: lanzar la alerta.

Sin embargo, la reacción inmediata ha sido la del castigo que llega después de meses en los que Occidente no se ha preocupado de inmunizar a esa parte del planeta. Ha acaparado la producción de vacunas, no ha cumplido sus compromisos y tampoco ha liberado las patentes, aún sabiendo el enorme riesgo que eso supone para un virus que muta y busca sobrevivir. El Norte pensó que al virus se le podían poner las mismas vallas que ponemos a los inmigrantes.

Las suspensiones de vuelos son un golpe para esas economías tan maltratadas y… tal y como están las cosas Occidente no está para dar muchas lecciones a un continente del potencial de África. Con bastante razón, el presidente de Malaui utilizó una palabra para definir la respuesta ante ómicron… el de afrofobia.